En este tiempo, en el que la familia Spínola se prepara para recibir a Cristo, “luz del mundo” (Jn 8, 12) una vez más, vuelven las tradiciones de siempre con renovada ilusión y el “Cole” se engalana como un regalo de Amor para el Niño Jesús.
Lo primero que se prepara es el belén, como recuerdo y presente de lo que ocu- rrió en tiempos pasados y, maravilloso milagro, sigue ocurriendo todos los años en nuestros corazones: el nacimiento del Niño Dios.
Éste es el mensaje que reciben nuestros alumnos y que se refleja en sus ojos al admirarlo en el interminable desfile de niños y papás que vienen a verlo.
También se preparan las funciones
de Navidad, como si cada año fuera el primero y entre sonrisas, canciones y ac- tuaciones, renovamos el compromiso de seguir a Cristo, recordando que Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros.
Nervios, risas, siseos, aplausos, alboro- zo... Alegría de compartir el recuerdo de que Jesús sigue entre nosotros culmi- nan en la puesta en escena de todos los grupos que han ensayado sin descanso su actuación, ante la atenta mirada de sus papás, sus abuelos y el resto de la familia Spínola. Y todo sale perfecto, como por arte de magia, de la magia de la Navidad.
Y, como dice el villancico “Cuando Dios me vio tocando ante Él, me sonrió”, se- guro que Dios también sonrió cuando vio las actuaciones de nuestro Colegio.